Las tecnologías digitales han transformado nuestra sociedad y nuestra economía, y esto ha tenido repercusiones en la vida cotidiana de todos, tanto en casa como en el trabajo. En un momento en el que generamos cada vez más cantidad de datos, podríamos incluso considerar que estos son uno de los «motores» de la transición energética, junto con la eficiencia energética, las fuentes de energía renovables o la fusión. Los datos están intrínsecamente relacionados con dos de las principales prioridades políticas de la Comisión Europea: la transición digital de la economía y la sociedad de la UE y la transición hacia una energía limpia en el marco del Pacto Verde Europeo. Si bien el vínculo con la transición digital es claro y manifiesto, quizá no sea tan evidente el papel igualmente importante que puede desempeñar la digitalización a la hora de hacer realidad nuestro objetivo a largo plazo de alcanzar la neutralidad climática de aquí a 2050. Digitalización e intercambio de datos Cuando hablamos de digitalización, nos referimos a muchas cosas. Por ejemplo, a la inteligencia artificial (IA), al tratamiento avanzado de datos, al internet de las cosas (IdC) o al aprendizaje automático, por mencionar cuatro ejemplos. Estas nuevas tecnologías ofrecen grandes posibilidades para mejorar la eficiencia y gestionar la complejidad del sistema energético a lo largo de todas las fases de la cadena de suministro, desde la planificación, el funcionamiento y el mantenimiento de la infraestructuras hasta la generación y distribución de la energía y su consumo. A medida que nuestro sistema energético se descarboniza y se descentraliza, debe también digitalizarse, apoyándose para ello en las soluciones tecnológicas más recientes. Los datos deben poder transferirse de un lugar a otro, por ejemplo, desde un centro de datos a nuestros hogares o desde la batería de un coche hasta un punto de carga y el operador de la red eléctrica. Para transferir esos datos es necesario disponer de una red segura y fiable, así como de una plataforma que permita un intercambio de datos continuo entre las distintas partes implicadas. El intercambio de datos también puede ser útil en ámbitos como el de la evaluación de la eficiencia energética; las estrategias de renovación; o para el diseño, la planificación y la aplicación de planes de acción en materia de energía sostenible y acción por el clima por parte de las autoridades locales y regionales. Facilitar el intercambio de datos —sobre la base de normas claras respecto a quién puede acceder a los datos, dónde y de qué manera— será uno de los pilares de un espacio común europeo de datos relativos a la energía. Mejorará el intercambio y el uso de datos en el sector de la energía en beneficio de los múltiples agentes del sistema energético, como son los proveedores, los operadores de infraestructuras, los proveedores de sistemas energéticos y los consumidores. Innovación basada en los datos Los consumidores son fundamentales en nuestro sistema energético. Las soluciones digitales puedes ofrecerles las herramientas necesarias para convertirse en participantes activos en el mercado de la energía, es decir, en «prosumidores». Por ejemplo, la digitalización hace que les resulte más fácil crear cooperativas, invertir en energías renovables, participar en comunidades locales de energía e intercambiar electricidad a través de plataformas entre particulares, contribuyendo así a la flexibilidad global del sistema eléctrico del futuro. Al mismo tiempo, también permite crear servicios innovadores más adaptados a las necesidades de los consumidores. La innovación basada en los datos es, por tanto, un elemento clave para alcanzar los objetivos en materia de clima y energía que marca el Pacto Verde Europeo. Las soluciones digitales eficaces, como las cadenas de bloques, han posibilitado nuevos tipos de transacciones digitales en el sector financiero y más allá. Del mismo modo, la tecnología de cadena de bloques también ofrece una amplia variedad de nuevas oportunidades en el sector de la energía, por ejemplo, al permitir recompensar la flexibilidad en el consumo de electricidad de las baterías de los vehículos eléctricos. No se trata de mera teoría: un proyecto piloto con la empresa neerlandesa de energía verde Vandebron ofrece a los propietarios de un vehículo eléctrico la oportunidad de contribuir al equilibrio de la red con el excedente de electricidad generada por la batería de su vehículo. Una digitalización basada en la ciberseguridad Al mismo tiempo, la digitalización genera nuevas vulnerabilidades en el sector de la energía. La ciberseguridad y la digitalización son las dos caras de una misma moneda. Los intercambios de datos solo pueden tener lugar en entornos seguros, ya que la información que se transmite por internet es delicada y a la vez esencial para satisfacer nuestras necesidades. Por eso, en la actualidad, garantizar la seguridad del suministro también pasa por mejorar nuestra resiliencia frente a cualquier ciberataque coordinado contra las infraestructuras energéticas europeas. Por ese motivo, la Comisión Europea está colaborando con las partes interesadas en la elaboración de normas que garanticen que la red eléctrica europea cuente con el mayor nivel de ciberseguridad. Otro aspecto que no debe pasarse por alto es la repercusión de la digitalización en el ámbito del clima. Debemos ser conscientes de que el sector de las tecnologías de la información y de las comunicaciones (TIC), los centros de datos y, sin duda, el tráfico en constante crecimiento de internet a escala mundial tienen un efecto considerable sobre el clima. En un informe reciente de la Agencia Internacional de la Energía (IAE), se indica que los centros de datos son los responsables del 1 % de la demanda mundial de electricidad. En 2020, eso fue equivalente a entre 200 y 250 teravatios/hora. En el mismo informe se afirma que la demanda de dichos servicios seguirá aumentando debido a las retransmisiones de vídeo en directo y al juego en línea, que se prevé que representen el 87 % del tráfico de internet de los consumidores en 2022. Un nuevo plan de acción de la UE La Comisión europea está preparando actualmente un plan de acción sobre la digitalización de la energía para abordar todos estos aspectos. El plan de acción, cuya fecha de publicación está prevista para junio de 2022, será una de las iniciativas clave para acelerar la integración de las tecnologías digitales en el sistema energético, tal como se destaca en la Estrategia de la UE para la Integración del Sistema Energético. Tiene por objeto resaltar lo que puede hacerse en términos de actividades legislativas y no legislativas para afrontar estos retos, y especialmente determinar si dichos desafíos pueden abordarse de manera más eficaz a escala de la UE, nacional o incluso de cada jurisdicción local. Como preparativo para este plan de acción, la Comisión quiere recabar aportaciones y opiniones del conjunto de la sociedad. Es por ello que estas cuestiones se tratan en una consulta pública, disponible en todas las lenguas oficiales de la UE y abierta hasta el 24 de enero de 2022. Las aportaciones que se recopilen ayudarán a dar forma a las diferentes medidas y a las transformaciones previstas en materia de sostenibilidad. Enlaces relacionados Digitalización del sector de la energía Estrategia de la UE para la Integración del Sistema Energético Detalles Fecha de publicación16 de diciembre de 2021AutorDirección General de EnergíaLugarBruselas