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 Índice 
 Texto íntegro 
Acta literal de los debates
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Jueves 19 de diciembre de 2024 - Estrasburgo

Recomendación al Consejo sobre las prioridades de la Unión para el 69.º período de sesiones de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer de las Naciones Unidas - Prioridades de la Unión para el 69.º período de sesiones de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer de las Naciones Unidas (debate conjunto - Prioridades de la Unión para el próximo período de sesiones de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer de las Naciones Unidas)
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  Lina Gálvez, ponente. – Señora presidenta, señora comisaria, muchísimas gracias a las distintas representantes parlamentarias que han participado en este informe y también a todos sus sus equipos. Hace casi tres décadas, la Declaración y la Plataforma de Acción de Beijing nos marcaron el camino hacia la igualdad de género y los derechos de las mujeres. Fue un momento histórico, que encendió la esperanza de un futuro más justo y equitativo.

Sin embargo, ahora que se aproxima el 69.º período de sesiones de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer, nos enfrentamos a una preocupante realidad: no solo estamos avanzando demasiado lentamente para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible relacionados con la igualdad de género, sino que estamos viendo un retroceso global en los derechos de las mujeres, resignificando conceptos como el de la libertad y el propio concepto de igualdad y desarrollando un proyecto de economía política de nuestros cuerpos, que vuelven a servir para los fines de otros y no para nuestros propios fines.

Permítanme ser clara al respecto: estos retrocesos no son accidentes, sino que son el resultado de movimientos organizados que buscan frenar el progreso que tanto ha costado conseguir, que van en contra de la democracia y de los valores fundacionales de la Unión Europea. Los datos hablan por sí mismos: se necesitarían 286 años solo para cerrar las brechas legales y eliminar las leyes discriminatorias.

Pero más alarmante aún es que, en muchas partes del mundo, las mujeres están perdiendo derechos que ya habían ganado. Y no me refiero solo a países menos desarrollados que aún no tienen democracias formales. En algunos países se están restringiendo los derechos fundamentales como el acceso a la salud sexual y reproductiva, se recortan fondos para servicios que protegen a mujeres y niñas y se normalizan discursos que perpetúan estereotipos de género. Incluso aquí, dentro de la Unión Europea, hemos visto cómo el retroceso mundial encuentra un eco preocupante.

Esto no es solo una amenaza para las mujeres, sobre todo aquellas que están atravesadas por otros ejes de desigualdad. Es una amenaza para nuestras democracias, para el propio proyecto europeo. Porque cuando los derechos de las mujeres retroceden, retrocede la sociedad completa. Este retroceso no solo daña a las mujeres: al limitar nuestra participación en la política, la economía o la generación de conocimiento, estamos frenando nuestra capacidad colectiva de innovar, de prosperar, de enfrentar desafíos globales como el cambio climático, las crisis humanitarias o los desafíos de la transición digital.

Este retroceso tiene también consecuencias materiales en millones de personas: la pobreza se feminiza aún más, las niñas ven sus sueños truncados y los estereotipos de género refuerzan ciclos de exclusión y de violencia.

Pero lo importante es que no estamos condenados a aceptar ese retroceso. Y la Unión Europea —las mujeres y también los hombres de esta Cámara— tiene la responsabilidad de evitarlo. Por eso pedimos en la Recomendación que se aborden las causas sistémicas y profundas de las desigualdades entre mujeres y hombres, así como de la pobreza y la falta de oportunidades de las mujeres. Hablamos de educación, formación, aprendizaje a lo largo de la vida, oportunidades laborales no discriminatorias, acceso a los servicios sociales, equilibrios en los cuidados no remunerados a través de la iniciativa legislativa, la lucha contra los estereotipos sexistas y la promoción de las mujeres como modelos de liderazgo con autoridad, con poder, en definitiva.

De la misma forma, en la Recomendación reclamamos la integración de la perspectiva de género en todas las políticas y a lo largo de todo el ciclo político con una financiación adecuada. Así, cuando el Consejo negocie en Nueva York, debería poder señalar que la Unión Europea predica con el ejemplo, con mujeres que asumen el papel que le corresponde en la toma de decisiones junto a sus homólogos masculinos en todos los ámbitos de la vida.

No podemos condenar retrocesos fuera de nuestras fronteras si no hacemos lo suficiente para garantizar la igualdad dentro de las nuestras. Para eso, necesitamos impulsar políticas feministas que aborden las causas profundas de la desigualdad, proteger y expandir los derechos sexuales y reproductivos y apoyar a las organizaciones de la sociedad civil que están todo el día al pie del cañón.

 
Última actualización: 20 de diciembre de 2024Aviso jurídico - Política de privacidad