O Baixo Miño debe su nombre, su paisaje y su personalidad a la presencia del río Miño, el más importante de los cursos fluviales gallegos. Esta zona, situada en el extremo suroeste de la provincia de Pontevedra, fusiona armoniosamente tres tipos de paisaje: de litoral, de montaña y de río.

La costa se caracteriza por ser rectilínea entre Cabo Silleiro y la desembocadura del Miño en A Guarda, donde apenas hay playas y el mar golpea con fuerza las rocas.

Desde lo alto del Monte de Santa Tegra el visitante puede recorrer con la vista la línea de costa, comenzando en el norte, con la Ría de Vigo y las Illas Cíes, y terminando en la desembocadura del Miño, ya en Portugal, hacia el sur. Otro monte, el Aloia, es quizás el lugar más valioso de O Baixo Miño desde un punto de vista medioambiental, ya que se trata del parque natural más antiguo de Galicia. Otros espacios de interés son el estuario del Miño y las Gándaras de Budiño, por citar solo dos ejemplos. Sus laderas dan cobijo a multitud de especies animales y vegetales, en un entorno muy cuidado y diseñado para ofrecer al visitante todo lo que pueda necesitar. Tanto el Monte de Santa Tegra como el Aloia, ambos situados estratégicamente, constituyen inmejorables miradores naturales desde los que podremos disfrutar de unas hermosas vistas sobre estas tierras, en cualquier dirección hacia la que miremos.

El Miño es la frontera sur de esta comarca y, al mismo tiempo, es su elemento central.

En su último tramo, tras dejar atrás las tierras del interior de Galicia, el río adopta un curso más pausado, como si estuviera preparándose para unirse amorosamente con el océano Atlántico. Su cauce, línea fronteriza entre Galicia y Portugal, está salvado por varios puentes, modernos y antiguos, que conectan localidades de ambas riberas.

O Baixo Miño alberga un variado catalogo arquitectónico de todas las épocas. En el ya mencionado Monte de Santa Tegra se encuentra uno de los castros más importantes de Galicia. Aunque el poblado tiene más de 2000 años de antigüedad, esta zona podría haber estado habitada desde hace unos 8000 años. Hablando de tiempos más recientes, prácticamente todas las villas de O Baixo Miño tienen iglesias de gran interés, en su mayoría románicas. Tui es en sí misma una joya cultural, repleta de obras excepcionales, entre las que destaca la catedral de Santa María. Otras localidades que merece la pena visitar son Baiona, en Val Miñor, puerta de entrada a O Baixo Miño, Tomiño y A Guarda, cada una por sus propios y diferentes motivos.

En Oia visitaremos el monasterio de Santa María, fuente de progreso material y espiritual para la comarca a través de los siglos. A las comunidades monacales que lo ocuparon les debemos, por ejemplo, los muíños do Folón e O Picón. Los monjes de Oia también se dedicaron al cultivo de la vid en el valle de O Rosal. A base de dedicación, buenas condiciones naturales y, en los últimos años, tecnología sabiamente utilizada, hoy los vinos de O Rosal han alcanzado un excelente nivel de calidad, dentro de la D. O. Rías Baixas. Sirven como complemento perfecto a la oferta gastronómica de la zona, en la que no faltan todo tipo de mariscos, carnes y postres variados, como los conocidos «mirabeis do Rosal».

Recorrido

Proponemos una ruta de dificultad baja, con el apoyo de un vehículo, realizando cortos recorridos a pie, apta para todos los públicos e ideal para realizar en familia. La duración calculada es de tres días. La distribución de tiempos debe ser tomada a modo de ejemplo, ya que cada uno pode variarla en función de sus preferencias.

Día 1º

Iniciamos nuestra ruta en Val Miñor, en la localidad de Baiona, también llamada Baiona A Real en virtud de los privilegios que le fueron concedidos por los reyes Alfonso IV y Juan II de Castilla para el comercio marítimo.

Son muchos los monumentos que visitar en esta villa, empezando por el cruceiro de A Trinidade, caracterizado por una preciosa talla y por ser uno de los pocos que se encuentra bajo un baldaquino de piedra de forma piramidal. Está situado en un extremo del casco antiguo. Paseando por sus calles no podemos dejar de visitar la colegiata de Santa María , la capilla de Santa Liberata o la Casa da Navegación. Hay que tener en cuenta que Baiona fue la primera localidad europea en enterarse del descubrimiento de América, cuando la carabela «La Pinta» llegó a su puerto el 1 de marzo de 1493. Precisamente, para conmemorar este hecho, el primer fin de semana de marzo de cada año se celebra la Festa da Arribada, declarada de interés turístico internacional.

También merece la pena pasear por la fortaleza de Monte Real, ya sea por el paseo exterior, por la muralla o por su interior, donde se encuentra el parador de turismo.

Antes de dejar Baiona, recomendamos subir hasta la Virxe da Rocha, estatua de piedra de grandes dimensiones construida por suscripción popular y realizada por el arquitecto gallego Antonio Palacios y el escultor Ángel García. Una escalera asciende por el interior hasta desembocar en la nave que alberga a la virgen, un balcón que nos permite contemplar Baiona, la península de Monte Real y las islas Cíes en todo su esplendor. Aquellos que quieran visitar el Parque Nacional marítimo-terrestre das Illas Atlánticas de Galicia no deben olvidar que Baiona es uno de los puertos de salida de los barcos que conducen a las islas Cíes en temporada alta.

Si aún tenemos tiempo, por la carretera de A Virxe da Rocha, a poco más de 9 km, se encuentra el mirador de O Cortelliño. Desde aquí, si el tiempo acompaña, se pueden disfrutar de unas vistas excepcionales de la costa gallega, llegando incluso a vislumbrar la sierra de O Barbanza.

Abandonamos Baiona por la PO-552. Al cabo de unos kilómetros, siempre con el mar a nuestra derecha, llegaremos a Cabo Silleiro. En este entorno existe un mirador situado al pie del faro, a 85 m sobre el nivel del mar. La carretera bordea la costa, pegada al mar, y las vistas desde este punto son impresionantes.

Entre Baiona y A Guarda, las montañas se arriman todo lo que pueden al Atlántico. En concreto, las de la sierra de A Groba , que alcanza los 663 m de altitud, conocida por sus paisajes salvajes y por albergar la mayor concentración de caballos de raza gallega en libertad. Se realizan varios «curros» a lo largo de los meses de mayo y junio principalmente.

A poco más de 17 km de Baiona llegamos a la población de Oia, donde veremos a nuestra derecha el monasterio de Santa María, un caso inusual por su ubicación justo al lado del mar, en el Camino Portugués que discurre por la costa.

Después de Oia salimos hacia la villa de A Guarda, a tan solo unos 12 km. Seguimos bordeando la costa, lo que nos garantiza un hermoso paisaje. En A Guarda podemos dar un paseo por la zona del puerto o descubrir sus principales monumentos, como el fuerte de Santa Cruz o la plaza del Reloj. Pero, si hay una visita imprescindible en este municipio, es la del monte de Santa Trega.

En la subida pararemos en el castro, uno de los primeros en ser excavados en Galicia. Para completar la visita, en la cumbre podremos visitar el MASAT (Museo Arqueolóxico de Santa Trega) y la capilla de la santa, destino final de peregrinos y del monumental vía crucis. Las vistas que tenemos desde aquí son espectaculares: el estuario del Miño que se abre al Atlántico con las tierras lusas al sur, y, al norte, las sierras de A Groba y Argallo y el valle de O Rosal.

A Guarda, que será el punto final de esta intensa jornada, ofrece a los viajeros distintas opciones de alojamiento.

Día 2º

Nuestro segundo día de ruta discurrirá por la ribera del Miño hasta llegar a Tui. Dejamos a nuestra espalda la desembocadura del río y circulamos por la PO-552. Partimos hacia O Rosal y para llegar hasta allí recorreremos 5,5 km, los dos primeros por la PO-552, hasta llegar a un giro a la izquierda, y los 3,5 km restantes por este desvío.

O Rosal disfruta de un clima y unas condiciones excelentes para las actividades vitivinícolas. A los lados de la carretera vemos numerosos viñedos, en su gran mayoría de uva albariña. Los vinos del Rosal están incluidos dentro de la Denominación de Origen Rías Baixas. En esta localidad podemos visitar también su iglesia parroquial, abierta en horario de culto.

Bien desde O Calvario, capital del ayuntamiento de O Rosal, bien regresando a la PO-552 para desviarse a la izquierda, llegamos a los molinos de O Folón y de O Picón. Este conjunto de 60 molinos en cascada unidos por una senda homologada de 3,5 km son de gran interés etnográfico, por lo que fueron declarados Bien de Interés Cultural (BIC) en el año 98.

Desde aquí volvemos a la PO-552 y continuamos nuestro recorrido. Llegamos a las parroquias de San Xoán y San Miguel de Tabagón, donde podemos visitar sus interesantes iglesias. En las cercanías de San Miguel, frente a la escuela, se encuentra uno de los cruceros más particulares de toda la zona. Volviendo a la PO-552, a unos 500 m a la derecha, se encuentra el famoso calvario de Tabagón, situado en un mirador que permite deleitarse con el bonito paisaje del estuario del río Miño. En su base vemos un mapa realizado en cerámica que nos indica la situación de cada población, monte y lugar que vemos desde este punto.

Nos acercamos hasta Goián para visitar la fortaleza del mismo nombre. A pocos metros se encuentra el embarcadero de Goián, desde el que sale el transbordador que une esta localidad con Vilanova de Cerveira, situada en la otra orilla del río, ya en tierras portuguesas.

Después de recorrer 1,5 km por la PO-552 nos desviamos hacia Figueró. Allí visitaremos el santuario de San Campio de Lonxe, denominado así debido a las grandes distancias que recorren a pie los romeros para llegar a este lugar de culto. Los muchos devotos del santo, protector de los chicos que ingresan en el ejército, le atribuyen todo tipo de facultades curativas.

Retomamos a PO-552, recorremos 4,7 km y nos volvemos a desviar para visitar Tomiño, donde merece especial mención su iglesia de origen románico. Desde Tomiño recorremos 12,3 km para llegar a Tui, una localidad repleta de lugares que conocer, cosa que haremos en nuestra tercera jornada.

Día 3º

Comenzaremos nuestro recorrido por Tui visitando la catedral y el Museo Catedralicio. Después bajaremos por la Calle de la Misericordia contemplando la capilla de San Telmo, patrón de Tui. Continuaremos por la calle del Corpo Santo para subir por el pasadizo das Monxas y visitar el convento das Encerradas, donde merecen especial atención las rejas de las ventanas. No olvidemos que este convento es de clausura, razón por la que sólo podremos visitar la iglesia, abierta en horario de culto. Preguntaremos las horas concretas en el convento, puesto que varían en función de los horarios de otras capillas o iglesias.

También visitaremos la iglesia del convento de San Domingos. Este templo alberga dos hermosos retablos y sirve de escenario para distintas exposiciones. En esta iglesia se encuentra el sepulcro de don Diego de Zúñiga y Sotomaior, obispo de Ourense y Zamora en el siglo XVII.

A poca distancia de Tui, en la salida hacia Vigo, nos podemos desviar hacia la iglesia de San Bartolomeu de Rebordáns. Justo frente al templo se encuentra un crucero admirablemente tallado. Introduciremos una moneda en el aparato temporizador que encenderá las luces de la iglesia unos minutos. Si descendemos por unas escaleras accederemos a las excavaciones ubicadas bajo el templo.

La última tarde la dedicaremos a disfrutar del Parque Natural Monte Aloia. Para llegar al parque saldremos de Tui en dirección a A Guarda. A poca distancia hay un indicador a la derecha que nos señala el camino. Después de pasar la primera aldea nos encontramos ya dentro del parque. El mejor punto para comenzar nuestra visita al parque es el Centro de Interpretación de la Naturaleza - Casa Forestal Enxeñeiro Areses. Está situado en el ascenso, a mano derecha. En estas instalaciones podremos recoger guías de las distintas rutas de senderismo del parque, información sobre especies naturales y todo el necesario para conocer el valor medioambiental de este lugar. Existe la posibilidad de realizar visitas guiadas. Además, este centro sirve de recuerdo y homenaje a Rafael Areses, personaje que dedicó su vida a la defensa del patrimonio natural gallego. Aun hoy se conservan en el centro objetos que utilizó en sus paseos por los montes, como una navaja y un bastón.

El Parque Natural Monte Aloia dispone de las dotaciones necesarias para dar la bienvenida al visitante: mesas, lugares de ocio, zonas delimitadas para hacer fuego, etc. Además, existe un restaurante del lado de la ermita de San Xulián. Después de pasar la tarde en el parque bajamos a Tui y damos por finalizada nuestra ruta.

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