Cuentan que las Rías Gallegas, esos largos brazos de mar que penetran en la tierra, son la huella de los dedos de Dios que, después de crear el mundo, apoyó aquí su mano para descansar.
Y tal vez sea cierto, pues en los intrincados 1.498 km de costa que van de Vigo a Ribadeo, las rías constituyen un fenómeno singular, un regalo del cielo... para disfrutar de la tierra.