En Carnota uno puede vivir una experiencia mágica e insólita... la de sentirse en una playa infinita.
7 km inacabables de arena finísima y una perfecta forma de media luna. Carnota, que en la bajamar llega a tener hasta 1 km de anchura, es un mundo natural en otra dimensión.
Dominando la playa se alzan las ciclópeas rocas zoomorfas de A Moa, la cima del Monte Pindo, el Olimpo sagrado de los celtas que se eleva hasta alcanzar 627 m de altitud. A sus pies, en el pequeño pueblo de Ézaro, otro espectáculo único, la cascada del río Xallas que se precipita al mar desde 40 m de altura.