La Costa da Morte ocupa el segmento noroeste del litoral gallego, extendiéndose al largo de docenas de kilómetros, dentro de los límites de la provincia de A Coruña. En esta costa, encontraremos playas desiertas, ensenadas y acantilados. Los cabos, como el de Fisterra, Touriñán y Vilán, penetran en un océano bravío y de aguas agitadas.

Todo esto forma un paisaje inconfundible, señal de identidad de este lugar.

Sus localidades convidan al paseo tranquilo y a observar las labores de los hombres y mujeres del mar. Es una tierra de misterio, de leyendas y mitos. Su belleza paisajística y el interés cultural la convierten en una zona única y de especial encanto para el visitante.

Por su valor ecológico, esta parte de Galicia alberga dos Lugares de Importancia Comunitaria (la costa de A Costa da Morte casi en su totalidad y el Río Anllóns) y una Zona de Especial Protección para las Aves (Illas Sisargas), así como un Paisaje Protegido (Penedos de Pasarela e Traba). Hacia el interior, la tierra forma suaves colinas, tapizados de campos de maíz, pastos y forestas.

La personalidad de la Costa da Morte está marcada por su condición de límite occidental de Europa. Desde la antigüedad, el ser humano consideró este lugar como el Finisterrae, el fin del mundo, la puerta al Más Allá. Tras su llegada a este lugar, los romanos presenciaron y relataron el espectáculo del sol hundiéndose en el Océano Atlántico, una escena grabada en la imaginación colectiva de los antiguos desde tiempos muy remotos.

Es una zona repleta de muestras de la cultura prehistórica. La visita al dolmen de Dombate o al castro de Borneiro, enclaves de gran valor, nos harán retroceder miles de años en el tiempo, para conocer algo más de la vida de nuestros antepasados. Con la llegada del cristianismo, muchos de los lugares sagrados de los primeros pobladores de estas tierras fueron adaptados a las nuevas creencias.

Incluso en las celebraciones religiosas de hoy en día, es posible percibir el aliento ancestral panteísta y pagano que las anima. En el santuario de la Virxe da Barca, en Muxía, se reúnen cada año millares de fieles en una de las romerías más importantes de Galicia.

Frente a estas tierras navega una buena parte del tráfico marítimo del Atlántico Norte. Si tenemos en cuenta que la línea de la costa es muy recortada y que las tormentas y temporales son habituales durante los meses de invierno, comprenderemos por que la Costa da Morte fue escenario de multitud de naufragios. Frente al mar es posible ver cruces que recuerdan sus víctimas. El cementerio de los Ingleses debe su nombre a los numerosos ahogados que causó el hundimiento del buque inglés Serpent en 1880.

La forma de vida de los habitantes de la Costa da Morte está estrechamente ligada al mar. Su economía se basa en la pesca y en el marisqueo. Una de las imágenes más representativas de esta zona es la del trabajo de los “percebeiros”, que saltan de roca en roca esquivando los golpes de mar. Como no podía ser de otro modo, la gastronomía de estos lugares saca partido de la gran calidad y variedad de sus pescados y mariscos.

La Costa da Morte mantiene las tradiciones de sus antiguos oficios y labores de artesanía. El encaje de bolillos, sobre todo el de Camariñas, pero también el de otras localidades, recibió muestras de reconocimiento a nivel internacional. Por otra parte, Buño es famosa ya desde hace siglos por su actividad alfarera.
 

Recorrido

Proponemos una ruta de dificultad baja. Con la ayuda de un vehículo, realizamos recorridos cortos a pie aptos para todos los públicos e ideales para realizar en familia. La duración aproximada es de tres días. La distribución de tiempos debe ser tomada a modo de ejemplo, ya que cada persona pode variarla en función de sus preferencias.

Día 1º

La ruta que proponemos es de dificultad baja. Con la ayuda de un vehículo, realizaremos trayectos cortos a pie aptos para todos los públicos e ideales para realizar en familia. La duración aproximada es de tres días. La distribución de los tiempos debe tomarse a modo de ejemplo, ya que cada persona puede adaptarla en función de sus preferencias.

El primer día de nuestro viaje partiremos desde Buño, población de reconocida tradición alfarera. Los visitantes no deben perder la oportunidad de adquirir una pieza de cerámica en esta localidad. Los establecimientos de venta suelen ser también talleres, por lo que podremos presenciar en directo el trabajo de los alfareros.

Dejamos Buño y salimos en dirección a Malpica. A la altura de Filgueira, cogeremos la vía de servicio en dirección al camping y nos acercaremos al dolmen Pedra da Arca, uno de los monumentos megalíticos que podemos encontrar en la comarca.

Al llegar a Malpica de Bergantiños, nos dirigiremos al puerto, un buen lugar para respirar el ambiente marinero y observar la curiosa morfología del núcleo de la población. Las casas están suspendidas en las rocas, con vistas hacia el muelle y las aguas del Atlántico. Tras un agradable paseo por las calles cercanas, nos dirigiremos hacia la parte alta, hasta llegar al mirador, desde donde podremos disfrutar de unas magníficas vistas del litoral bergantiñán.

Abandonamos Malpica y seguimos nuestro camino hasta llegar al cabo San Adrián, situado a tan solo 4 km. En sus proximidades se encuentra el santuario de San Adrián do Mar. Cada mes de junio, este enclave es el escenario de una romería celebrada con gran devoción. Innumerables peregrinos acuden para solicitar o, en su caso, agradecer los favores del santo. El santuario constituye un privilegiado mirador natural sobre Malpica y las islas Sisargas, ubicadas justo en frente.

Regresamos a Malpica y nos dirigimos hacia Ponteceso, localidad situada a 13,2 km. Viajaremos por una carretera local que recorre las localidades de Beo, Mens, Cores y Nemeño. En Mens debemos detenernos para ver el antiguo castillo del mismo nombre. Las Torres de Mens, que así se llama la fortaleza, fueron construidas en el siglo XIV y restauradas conservando gran parte de su estructura original. El castillo se puede ver desde la carretera y no se permiten visitas del público, al tratarse de una propiedad privada. Junto a las torres, sí se puede visitar la iglesia románica de Santiago del siglo XII, con un ábside poligonal.

Más tarde, llegaremos a Ponteceso, cuna del gran escritor gallego Eduardo Pondal, uno de los personajes claves del Rexurdimento (renacimiento de la cultura y las letras gallegas durante el siglo XIX) y autor de la letra del himno gallego. Para los amantes del senderismo, la ruta circular PR-G 148 parte desde esta localidad hasta el puerto de Corme. Si no queremos hacer esta caminata, podemos continuar en coche por la AC-424 y desviarnos en dirección a la hermosa playa de Balarés, tras habernos acercado al Monte Branco, el accidente geográfico más emblemático de esta comarca. Desde la cima podremos disfrutar de una espectacular perspectiva del estuario que forma el río Anllóns en su punto de encuentro con el mar. Este espacio natural da vida a numerosas especies, tanto vegetales como animales. Desde el mirador se pueden divisar Laxe, Corme-Porto, Cabana de Bergantiños y el propio Ponteceso.

Volviendo a la carretera AC-424, nos dirigiremos hacia Corme. Cogeremos el desvío señalizado hacia Niñóns para acercarnos a la capilla de A Virxe do Faro. Desde este punto, tendremos una vista inmejorable de toda la línea de costa. Muy cerca de la capilla podemos ver un gran monumento con forma de faro. Regresamos a la carretera por la que vinimos de Ponteceso y nos acercamos a Corme, otra de las villas pesqueras típicas de estas tierras. A poca distancia, adentrándose en las peligrosas aguas del océano Atlántico, está la Punta do Roncudo. Los percebes que nacen sobre sus rocas se consideran los mejores de toda la costa gallega. Además de por su fruto excepcional, los acantilados de O Roncudo también son conocidos por su peligrosidad. Muchos percebeiros encontraron la muerte en este cabo escarpado. En memoria de estas personas, a lo largo de los años, se han ido levantando numerosas cruces sobre las rocas.

De regreso a Ponteceso, todavía podemos hacer un pequeño desvío para conocer la Pedra da Serpe, monumento compuesto por un petroglifo de una serpiente y una cruz, donde se mezcla la religión cristiana con las huellas de épocas anteriores.

Desde Ponteceso en dirección Laxe, nos desviamos en el lugar de As Grelas hasta llegar al castro da Cibdá de Borneiro y al famoso dolmen de Dombate, dos conjuntos arqueológicos que se encuentran entre los más valiosos de Galicia. Este último, situado a escasos metros de la carretera, ha sido protegido mediante una estructura de madera y cristal que favorece una mejor conservación y la visualización del monumento. También cuenta con un centro de interpretación para una mayor comprensión de la cultura megalítica de la Costa da Morte.

Desde Borneiro tenemos la opción de acercarnos a Baio y continuar hacia Carballo para visitar las Torres do Allo, pazo del siglo XVI que alberga un centro de interpretación sobre el propio conjunto y la Costa da Morte. No debemos olvidar el palomar y la fuente, situados cerca del pazo, ni la iglesia de San Pedro, un curioso camposanto y tres hórreos con la tipología constructiva de la zona. También podemos optar por continuar en dirección Vimianzo desde Baio para visitar Os Batáns do Mosquetín, un interesante conjunto etnográfico formado por varios mazos.

Volvemos sobre nuestros pasos hasta el cruce de As Grelas, desde donde nos dirigimos a Laxe. Esta villa marinera posee una hermosa playa de aguas tranquilas, perfectas para el baño de los más pequeños. La larga playa de arena de casi un kilómetro y medio llega hasta el propio centro de la villa. Con respecto a su patrimonio cultural, cuenta con una iglesia con trazas románicas, Santa María da Atalaia, y con una capilla en honor a Santa Rosa de Lima situada en la cima de una montaña, desde donde hay unas vistas excelentes de la entrada de la ría, al igual que en el faro de Laxe, al que se accede cruzando la villa y dejando a la izquierda la llamada playa de Os Cristais.

Si todavía nos queda tiempo, podemos acercarnos a pie hasta la hermosa playa salvaje de Soesto, que se encuentra a tan solo un kilómetro y medio de la villa.

En Laxe, localidad que ofrece diversas opciones de alojamiento, finalizaremos esta primera jornada de la ruta por la Costa da Morte.

Día 2º

En este segundo día, saldremos de Laxe en dirección a Ponte do Porto, desviándonos a unos 6 km hacia la iglesia de Santiago de Traba y la lagoa de Traba. Esta última, de tipo litoral y con un punto de salida hacia el mar, acoge en sus dunas numerosas especies de flora y fauna.

Retomando la carretera por la que veníamos, seguimos en dirección A Ponte do Porto. En esta localidad cruzaremos el río Grande hasta llegar a Porto de Cereixo y visitar el conjunto de las Torres de Cereixo y la iglesia de Santiago, construida en el siglo XII.

A continuación, desde A Ponte do Porto nos dirigiremos hacia Camelle, pequeña población ubicada unos 6 km. Allí se encuentra la Casa-Museo de Man. Manfred fue un alemán que vivió durante décadas en plena armonía con la naturaleza gallega. Fue reuniendo junto al mar esculturas realizadas por él mismo a partir de diversos materiales, dispuestas en todo tipo de formas y pintadas de varios colores.

A partir de este punto, tenemos dos opciones. La primera es volver a A Ponte do Porto y, desde allí, dirigirnos a Camariñas y Cabo Vilán. La segunda es recorrer unos 20 km, bordeando la costa por la aldea de Arou, y, desde Santa Marina, continuar por un camino de tierra que nos conducirá a Cabo Vilán y después a Camariñas. Este último trayecto solo lo podremos realizar si disponemos de un vehículo adecuado, ya que pueden surgir contratiempos en función del estado del camino de tierra debido a las condiciones climáticas. Un todoterreno es la opción más recomendable. Si nos decidimos por esta segunda opción, podremos visitar la enseada de Trece con el cemiterio dos Ingleses y el Foxo do Lobo, antes de llegar a Cabo Vilán y disfrutar de unas magníficas vistas de la costa.

En cualquier caso, haremos una parada en Camariñas. Esta localidad es la cuna del prestigioso encaje de palillos, practicado desde hace siglos por las palilleiras locales. Más allá del valor de las piezas, ser testigo del trabajo de las artesanas y ver sus dedos manejar con destreza los hilos al ritmo de su característico sonido es un espectáculo en sí mismo. Podremos obtener información adicional y conocer mejor esta artesanía en el Museo do Encaixe, situado en la villa, o, si coincide que estamos en Semana Santa, podremos disfrutar de su Mostra do Encaixe.

Para los más caminantes, recomendamos un pequeño paseo por el tramo de costa que va desde el puerto hasta la ermita de A Virxe do Monte, donde podrán disfrutar de las vistas de la ría, con Muxía y el santuario de A Barca en el horizonte, hacia el sur, y Cabo Vilán hacia el norte.

En Camariñas finalizaremos nuestra segunda jornada. Allí podemos encontrar diferentes establecimientos para pasar la noche.

Día 3º

Para comenzar nuestro tercer día en la Costa da Morte saldremos de Camariñas y nos dirigiremos hacia A Ponte do Porto para continuar hasta Vimianzo. En esta localidad podremos admirar el castillo o Torres de Vimianzo, en el que conoceremos su historia y la de la comarca, y donde podremos disfrutar de muestras de artesanía en vivo.

Nuestro próximo destino es Muxía. Desde Vimianzo iremos en dirección Cee y, al llegar a Berdoias, nos desviaremos por la AC-440. Antes de llegar a Muxía pasaremos por el lugar de Ozón, que forma parte del Camiño de Santiago. La rectoría de la iglesia románica de San Martiño de Ozón cuenta con el hórreo más largo de la zona, solo superado en toda Galicia por los de Araño, Lira y Carnota.

Dejando Ozón atrás, nos encontraremos con la iglesia y casa rectoral de San Xulián de Moraime, construida sobre los restos de un antiguo monasterio. Merece la pena detenerse en la portada románica del templo y visitar su interior.

Enseguida llegamos a Muxía, donde se encuentra la iglesia románica de Santa María. Desde aquí podemos dirigirnos a pie hasta el lugar más visitado: el santuario de A Virxe da Barca y las famosas «pedras milagreiras», frente al océano Atlántico. A escasos metros se encuentra la escultura «A Ferida», que recuerda el desastre ecológico del Prestige ocurrido en 2002. Muxía y Camariñas son las dos villas palilleiras de la Costa da Morte.

Para continuar la ruta, en Muíños cogeremos la carretera señalizada para dirigirnos a Corcubión, nuestra siguiente parada. A unos 12 km nos encontraremos con la carretera AC-552, por la que llegaremos directamente a esta villa, habiendo cruzado previamente Cee. Entre los atractivos de la localidad figuran la igrexa parroquial de San Marcos, el castillo de O Cardeal y el Pazo dos Condes de Altamira.

Desde Corcubión nos dirigiremos a Fisterra, recorriendo 11,8 km por la AC-445. Recibe este nombre del latín finis terrae (‘fin de la tierra’), ya que en la Antigüedad se consideraba que a partir de este punto solo había mar, el cual terminaba en una inmensa cascada, dado que se creía que la tierra era plana. Fueron los romanos quienes le dieron nombre y quienes erigieron el ara solis, o altar del sol. La imagen del sol poniéndose sobre las aguas del océano Atlántico aterrorizaba y fascinaba por igual a todos aquellos que se acercaban a este extremo occidental del continente. Sin duda, los acantilados rocosos que rodean Fisterra, en constante lucha con las aguas del océano, contribuían todavía más a alimentar el aura legendaria de este lugar. En el cabo, a unos 3 km de la villa, se encuentra el faro. Estamos en el mítico lugar al que llegaban los peregrinos que venían por el Camiño de Santiago, de hecho, quien llega a pie hasta aquí recibe una credencial llamada «Fisterrana».

En esta localidad también podemos conocer el Santo Cristo de Fisterra, imagen que se encuentra en la iglesia de Santa María das Areas, construida en el siglo XII. Esta iglesia está situada a la derecha de la carretera, justo donde comienza la subida hacia el faro.

También nos podremos detener en el puerto de la localidad y dar un pequeño paseo hasta el castillo de San Carlos. No debemos pasar por alto las numerosas y atractivas playas de la zona, como Mar de Fóra, Langosteira, O Rostro, etc.

En la localidad de Fisterra daremos por finalizada nuestra ruta por la Costa da Morte.

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